lunes, 19 de mayo de 2014

Nada más lindo que reventar un granito.

Es mentira eso de que venimos con todo resuelto y que hay caminos predeterminados para seguir, que conducen inevitablemente a la felicidad. Y tampoco es cierto eso de que la felicidad es estándar y que hay una única forma de ser feliz, prolijita y clara, con los pasos re bien marcados, listo para que le eches agua caliente y revuelvas y voilá! felicidad instantánea! Qué mentirosos del orto. Y la frustración de seguir todos los pasos y aún así, nada. Me enojé mucho, conmigo, con otros, con lo que ni yo ni los otros eran (me queres decir por qué si yo me imaginé que vos eras así y hacías esto y lo otro, no lo haces?). Y enojada peso el doble. Es como estar metida en un río con muchas capas de ropa, que el agua se embolsa entre las telas y además de estar incómoda, cuesta mucho más moverse para un lado que no sea el de la corriente natural.

Y cuál es la corriente natural?

Pff! "Voy bien, no? Es para allá que hay que ir? Che, los sigo no más o puedo ir para ese otro lado? Porque allá me parece que está mas bajito, no es que no sepa nadar, pero es que soy petisita, y por ahí no hago pie. Si, si, ya sé, si me quedo callada gasto menos energía y no distraigo a todos, perdón es que me aburre que me lleve la corriente con tanto ruido a nada". Ruido a nada. A todo. Todo hace algún tipo de ruido pero creemos que es normal, que hay que bancarla. Pero probaste hacer la plancha en el mar? Bueno, eso. Viste que si existe esa tranquilidad que nos enseñaron a no buscar? 

Pasa que es una paz llena de movimiento y cambio. La paz quieta es para los muertos, también existe pero no es la que me interesa conocer. Calculo que la conoceré solita el día que me muera habiendo hecho lo que quise o lo que me hizo feliz. Pero no es esa. No, la paz de la que hablo es una con ritmo cadencioso, donde las cosas se van aconteciendo una tras otra, y es natural que así pase, y es natural que las vivamos como vengan. Alguna vez pensaron lo ridículo que es tratar de vivir las cosas de una u otra forma porque en el manualcito que tenemos dice eso? "Me escribió hace dos días, en el manual dice que tengo que esperar uno más para responderle, si no puede llegar a pensar que soy una puta". "Tengo ganas de renunciar porque me basurean todo el día en este trabajo, pero primero tengo que poder usar el recibo de sueldo para comprarme un auto. Antes de los 30, dice acá". "No quiero tener hijos, pero como no soy homosexual y soy re simpática, parece que tengo que conseguir un hombre adecuado para que armemos juntos, en equipo, una familia. Antes de los 35, después no se puede". Nos imagino con una libretita en el bolsillo, o en la cartera, que sacamos para consultar cada paso que damos. Una con todo ya escrito, no una para anotar ideas. Y resulta que ami no me gusta más lo que dice la libretita.

Porque saben qué? Nunca me gustó, ni me lo banco, ni me interesa que me guste a futuro eso del blanco vs negro. Hay infinidad de grises en el medio, y tampoco me quiero casar con ninguno de ellos, son todos válidos, todos posibles, todos... grises. Hoy quiero un gris. Mañana uno un poquito más saturado. Pasado uno más clarito. Y no pondría en juego mi coherencia, sería siempre consecuente eligiendo... gris.

Tuve que andar 30 años para llegar acá. 5 en realidad. 2 si nos ponemos en hinchapelotas y hacemos honor a la verdad. Pero caminé como una reverenda conchuda. Y ésto que les comparto no es una apología de mis elecciones, ni una justificación, ni siquiera un reconocimiento. Es que hay algo que ya no se puede quedar callado, ya no se banca las reglas impuestas, ya no pilotea lo estúpido de seguir como vacas al que lleva el cencerro. Hay muchos de este lado, pasa que hay un montón a los que no les creo nada porque es todo mucho bla bla y puras contradicciones. Yo, de a ratos, soy uno de esos. Sabes qué pasa? Que andar a tientas sin el librito es una garcha, no ves nada, es como estar en Intiyaco de noche y que sea lo mismo tener los ojos abiertos o cerrados. Y yo le tengo miedo a la oscuridad. Le tengo miedo a tantas cosas! "Cuál es el problema de tener miedos?" dije una vez, cocorita, defendiendo mi orgullo herido. Me lo hicieron escribir y todo. Es que el problema no es tener miedos, sino que esos miedos te paren en seco y no te dejen elegir libre. Esa vez tenía miedo a que no me eligieran. Ami, que soy tan fantástica y adorable! Y era un miedo real: no me estaban eligiendo. Y estaban haciendo pleno uso de su libertad, esa de la que podes hacer uso cuando no te ganan los miedos. Todo conecta con todo.

Tuve que andar todas estas cosas para poder ver que el gris que me gusta cambia con la luz con que se vea, que no es un color aburrido y plano, sino cambiante y rico en matices. Y que sobretodo es bonito porque es el que estoy eligiendo. O por ahí solo el que me está saliendo. Lo importante es que ya no hay blanco y negro separados.



Por si no fui lo suficientemente clara, pensalo así: elegir gris es como reventar un granito, que libera la presión y te deja de doler. Y no hay nada más lindo que eso en el mundo!

jueves, 8 de mayo de 2014

Yo nací de un molde.


Aunque todos crean que ami me hicieron de la forma tradicional, hombre y mujer garchando, espermatozoide más rápido y fuerte (bueh), 8 meses y medio de gestación, cesárea de apuro por ansiosa, no fue así. Ami me hicieron en un molde. 

Le pusieron unos huevos bárbaros, mis papás cocineros. Eligieron un moldecito hermoso, no sabés lo que era! Perfecto, del tamaño justo para que no se saliera masa por los costados y para que, una vez desmoldada, pudiera entrar en cualquier tartera estándar. La receta la siguieron al pie de la letra, con los mejores ingredientes que la época de la hiperinflación les permitió conseguir. Metódicos, gente instruida y con buen paladar, tenían todo listo para que saliera exquisita. 

No es su culpa, igual, uno a veces pone huevos y las cosas salen como quieren. Y el tema con la comida es que nunca sale igual una cocción a otra, y yo me escapé por algunos costados, me rebasé. Me debo haber inflado mucho con el calor y de ahí mi actual preferencia por los días frescos de otoño o primavera y eso de ser estufita humana. Seguía siendo una preciosura, con uno que otro bordecito fuera de lugar, pero de la más fina hechura. Y asi, con esos pedacitos extra fui tratando de encajar en otros moldes que iba encontrando por el mundo -uno siempre quiere volver a sentirse contenido- pero no encajaba bien del todo y un buen día, harta ya de probar sin éxito y resignada a que si, esos pedacitos que me sobran también son míos (como los flotadores, así) me escapé.

Corrí como un pedazo de masa puede correr: lento, a los tropezones, cuidandome de los charcos (cuando la masa se moja queda fieronga, todo el mundo lo sabe). Corrí y transpiré y probablemente junté gustito feo pero incluso asi y con los sobrantes y las partecitas quemadas, me alejé de lo que me daba tanto miedo: los moldes en los que los otros encajaban tan perfectamente y ami me hacían doler por todos lados. 

Lo malo conocido tiene, sin embargo, la ventaja de la no sorpresa. Uno cree a veces que es más fácil volver a tratar de encajar que dejarse llevar por nuevas formas libres y cambiantes. Lo nuevo, sin guías ni limites firmes, deja todo al libre albedrío. Vos elegís que forma tomar. O podes elegir desgranarte en una inmensa pila de migas. O hasta incluso podes cortarte en muchas porciones y convidarte, aunque eso sea perder una partecita que se va, de paseo, para otros rumbos.

Yo nací de un molde, y eso fue lo mejor que me pudo haber pasado.

lunes, 5 de mayo de 2014

Razones para cuidarse (o no) de un "lector de mentes".

Los lectores de mentes son gente común y silvestre, vos lo ves andando por la calle y parecen normales, como vos o yo. No hay nada en su forma de vestirse o en la manera de caminar que los delate. Tampoco tienen rasgos particulares: sus orejas no terminan en punta como las de los duendes, sus ojos pueden ser de cualquier color, sonríen e, incluso, hablan nuestro mismo idioma. Algunos usan lentes, porque no todos los lectores de mentes tienen bien calibrados los ajustes de distancias o colores, pero eso en realidad no importa, porque si algo se les escapó a la vista, agudizan otros sentidos. 

Pasa con estos seres que se te aparecen de sopetón y te agarran distraída, porque claro, los que no tenemos esa clase de superpoderes vamos por la vida medio a los tumbos, como que se te escapan tus propias ondas del dial y tenes que andar sintonizándote cada cierta cantidad de pasos. Y así es que un día te los cruzas de frente en una góndola del supermercado, o en la esquina de tu casa esperando el mismo bondi que vos, o buscando lo mismo (nada mas que vos ni siquiera sabes que lo estas buscando). Y te miran sin filtro y te leen la cabeza. No tengo idea como lo hacen, dicen que algunos nacen con esa cualidad y que al ser entregados a sus padres lo primero que hacen es mirarlos de lleno en el iris del ojo, se meten en las pupilas y descifran el misterio la sinapsis ahí, en ese mismo instante. Se comenta también que otros lo desarrollan con el tiempo, como resultado del esfuerzo de nadar incansablemente contra la corriente. Como sea, se sabe que son outsiders, cualquiera sea su entorno. No encajan. No pueden encajar, ni aunque quisieran, porque no pueden dejar de leer todo lo que los rodea todo el tiempo. No lo eligen, es parte de lo que les tocó en la repartija, así como ami me tocó ser tetona y petisa, y a vos morocho y flaco.

Te pueden mirar, leerte, y ya, seguir camino sabiendo todo lo que pensaste toda tu vida. Capaz que hasta te miran con asombro, o con lástima si sos muy básico (habría que ver todo lo que piensa la gente!). Pero una vez en tu vida, si tenes suerte, te cruzas con uno que leyó algo que le gustó, y se quedó. Y te sentís completamente en bolas, imaginate, no hay chance que escondas el ruido que hace el río de ideas que corre, se abre paso entre piedras con sus rápidos, cae en una cascada y trata de seguir curso entre un montón de basura que tenes abarrotada de todo lo que aprendiste alguna vez y ya no te sirve (si es que alguna vez te sirvió). Es tu río, y ya te parecía bastante terrible saber que existía. Ahora, además, tenes al frente alguien que lo está viendo y quiere armar un picnic en sus orillas. 

De todas formas, la historia termina bien: ese río que hace bulla todo el tiempo termina siendo tu mejor aliado. El ruido significa movimiento. Corre, y la corriente va limpiando lo que sobra, y cuando hay creciente no sabes! Se te escapa lo que ya no hace falta por los mismos ojos por donde tenes al lector de mentes mirando impunemente. Porque si hay algo que caracteriza a los lectores de mentes es que son inimputables, ellos ya leyeron que pensás y no tienen ningún inconveniente en hacer con eso lo que mejor les viene en ganas. El secreto esta en darse cuenta que estar desnuda es lo mejor que te puede pasar. Y que amar ese río caudaloso que no para nunca es tu mayor desafío. 

Si te cruzas con un lector de mentes, (pero con uno de los buenos, de esos que saben que son casi extraterrestres y que descubrieron su rol entre nosotros, los giles mortales) no hay vuelta atrás. Podes no verlo nunca mas. Incluso podes tratar de hacerte la boluda un tiempo, y hasta comprarte un buzón de autosuficiencia y madurez ("yo lo hice solita porque soy re grosa"). Pero la impresión que te causa haber sido descifrada y así descubrirte a vos misma, no se te escapa tan rápido de los sentidos. Sobretodo porque lo que ves reflejado en la mirada de un lector de mentes es tu propio caudal. Bonito, feo, loco de remate, pero tuyo.



Ahora ya lo saben, y el que avisa no traiciona: cuando tu vieja, el señor que viaja sentado al lado en el bondi o el flaco que te gusta te dicen exactamente algo que estabas pensando, no es casualidad. Dejate llevar, que asomarte a vos misma de la mano de (o empujada por, depende) alguien que ya te vio enterita es genial. Y animarte a meterte adentro y explorar, ni te cuento!